Mi gran amigo Arnaldo, mi bailarín favorito, años atrás tuvo un diagnóstico de cancer muy severo. Cuando le visitaba, me angustiaba verle perder su brío, su salud y su entusiasmo.

Su estado era muy débil y frágil. Recuerdo tratar de animarlo a través de múltiples recursos.

Siempre usando la imaginación positivamente, sin importar la seriedad del diagnóstico, y una de las afirmaciones que hacíamos, era imaginarnos bailar juntos al son de la música disco, con la que crecimos los dos y que tanto nos divertía hacerlo.

Hoy, les muestro eso sueño … ese empeño hecho realidad. Nunca se puede perder la fe ni la esperanza💯

El regalo de la fe es que al final se nos permite ver en lo que primero hemos creído.

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